lunes, 1 de febrero de 2010

Pasion

En mis noches de lujuria, pensamientos desenfrenados rondan mi mente, deseos prohibidos me invaden, y pienso en ti.
Y el deseo de tenerte va creciendo dentro mio, y la desesperación por sentirte se adueña de mi sangre, siento como me recorre el cuerpo, como me llena de ansiedad. Es inexplicable el sentimiento que me posee cuando pienso en sentir nuevamente tu piel.
No existen limites que restrinjan esta pasión enfermiza, no me interesa ponerlos, necesito recorrerte, con la yema de mis dedos tocandote apenas, rozar palmo a palmo tu cuerpo hasta conocer cada centímetro tuyo, sentirlo mio.
Mas tarde mi lengua hara de tu cuerpo su morada, pienso y lo imagino, y casi siento en mi boca el sabor de tu piel. Y me embarga el deseo nuevamente y el recuerdo de besar todo tu ser, de darte un dulce beso en los labios, suave muy lentamente besar tu cuello, tu pecho que tantas veces me abrigo, bajar a tu vientre y perderme en el paraíso. Mi boca bailara en la fiesta privada de tu pasión cuando llegues al extasis y beberé el sabor del placer.
Luego será tu boca quien se adueñe de mi, me entregare en forma absoluta a la gloria de dejarte saborear mi cuerpo. Tu tibia lengua me recorrera, sentiras como tiembla mi cuerpo en el instante previo a llegar a una explosión de placer, disfrutaras sintiéndome, haciéndome enloquecer hasta que ya no pueda mas.
Nuestros cuerpos serán uno, mi vientre se estremece al recordar lo que se siente cuando entras en mi, esa sensación única, que lentamente disfruto y vos te tomas tu tiempo, y notas como mi vientre se desarma al sentirte y lo gozas, y noto como se dibuja tu sonrisa al verme en ese preciso momento y me encanta.
Y juntos descubrimos el placer de gozarnos una vez mas, caricias que tienen dueño, besos que me llenan los labios, gemidos que soltamos al viento, y con cada gemido el movimiento se hace cada vez mas fuerte mas apasionado, y llegamos juntos al extasis, y nos fundimos en un grito ahogado.
Nos desarmamos en besos una vez mas, nos relajamos, nos mimamos y sin darnos cuenta el deseo se apodera nuevamente de nosotros y vuelve a embargarnos poco a poco esta dulce locura llamada pasión.